Gracias a la combinación de los avances científicos y tecnológicos surge la cirugía laparoscópica como una alternativa menos invasiva a la cirugía abierta convencional que permite a los médicos especialistas en este campo realizar procedimientos quirúrgicos con excelentes resultados, además de una recuperación más pronta y la reducción de riesgos para el paciente.

En esta técnica se emplea generalmente anestesia general. La intervención se realiza mediante pequeñas incisiones, a través de las cuales se insertan una cámara e instrumentos quirúrgicos especiales. La cámara proporciona al cirujano una vista detallada en tiempo real, desde varias perspectivas, en un monitor de alta resolución, lo que permite realizar la operación con alta precisión.

La ventaja de la cirugía laparoscópica frente a la tradicional responde especialmente a los beneficios para el paciente. Menos dolor tras la operación, menor riesgo de infecciones y complicaciones postquirúrgicas, poca pérdida de sangre, pequeñas cicatrices que aseguran un mejor resultado estético, una recuperación más rápida con cortos periodos de hospitalización, son algunas de las razones por las que esta técnica vanguardista es la mejor opción.

Desde el punto de vista de los médicos, el uso del laparoscopio les permite una mejor visualización, una observación detallada, aumentada, en tres dimensiones y en alta resolución, condiciones que brindan seguridad a la actuación del especialista.

Este tipo de cirugía tiene múltiples aplicaciones y su campo de acción avanza cada día debido a los beneficios mencionados. Puede ser utilizada en diversos campos de la medicina como la cirugía abdominal, torácica, la urología y la ginecología, entre otras. 

Entre las enfermedades que pueden tratarse por medio de laparoscopia están los cálculos biliares, la apendicitis, colelitiasis, afecciones de colon y recto, hernias, reflujo gástrico, sudoración extrema y obesidad, y su uso va extendiéndose día a día.